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martes, 6 de octubre de 2015
sábado, 3 de octubre de 2015
Él mismo llegaría a decir: "Yo soy un error de la naturaleza, una bestia enfadada".
Se le atribuyen al menos 53 asesinatos en lo que era su doble vida, por un lado era un hombre de lo más normal, trabajador, con familia, casado y comunista asociado. Pero por otro lado escondía un lado demasiado oscuro que lo hacía disfrutar comentiendo los crímenes más crueles. Su forma de ser le hacía ganarse la confianza de los niños, unos menores que conocerían el lado más salvaje y criminal del ser humano.
Nació en la ciudad ucraniana de Yablochnoye el 16 de octubre de 1936. En aquellos momentos la gente pasaba mucha hambre, morían a miles por todo el país y en la pequeña aldea donde vivía Andrei no era menos, los cadáveres se podían ver por las calles y campos, muchos de ellos despiezados por otros hombres que se alimentaban de ellos.
Andrei conoció ese lado salvaje del ser humano desde muy pequeño, su hermano mayor Stepan había sido uno de los que habían capturado y devorado para alimentarse. Todo aquello fue fomentando el odio en el pequeño poco a poco, un odio que años más tarde haría que Andrei fuera uno de los peores asesinos conocidos en Rusia.

Esa timidez hizo que sus relaciones con las mujeres no fueran las normales para cualquier joven. En su primera relación sexual sufrió su primer fracaso al eyacular en tan sólo unos segundos al abrazar a una chica, se rumoreaba que era impotente.
Estuvo en el ejército y estudió marxixmo-leninismo, ingeniería y lengua y literatura rusa.
Le atraían las menores de doce años, incluso las espiaba cuando se colaba en sus dormitorios para verlas en ropa interior mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo, para aquel entonces ya se había graduado como maestro, era el año 1971.
Andrei pensaba que había sido castigado al nacer y que la naturaleza lo había castrado.
No podía mantener una erección, pero sí eyacular, aunque en muy pocas ocasiones logró la suficiente erección como para dejar embarazada a su esposa. Se había casado y se comportaba como cualquier hombre normal, trabajador, con buen carácter y buen comportamiento con sus hijos.
Dentro del partido comunista era respetado, siempre estaba al corriente de la actualidad leyendo periódicos, era una persona de lo más normal, sin que nadie se imaginara lo que su mente criminal escondía.
En el colegio lo apodaban "el ganso", sus alumnos se reían de él. El apodo se lo habían puesto porque sus hombros eran muy largos y encorvados y su cuello parecía muy largo. Lo tomaban por tonto y sin embargo, él parecía no molestarse, ni siquiera cuando le pegaban sacándolo de las aulas a patadas, arrojándole una manta por encima y pegándole o llamándolo "afeminado".
Llegó un momento en el que comenzó a tenerles miedo a los alumnos y su temor era tan grande, que llevaba un cuchillo a las clases.
Poco tiempo después comenzaría su actividad criminal. Fue el 22 de diciembre de 1978, a los 42 años.
Andrei convenció a una niña de 12 años que iba por la calle para que lo acompañara a una cabaña que tenía en las afueras de la ciudad, él sabía de sobra como tenía que hablarle a los niños, porque era padre y además su profesión había hecho que aprendiera la forma en la que tenía que hablarle a los pequeños para que tuvieran confianza en él y no sintieran ningún miedo.
Al llegar a la cabaña, le quitó la ropa a la niña con mucha violencia, por lo que le hizo un rasguño profundo del que la menor comenzó a sangrar, aquello hizo que Andrei tuviera una erección inmediata y desde ese momento, el asesino establecería un vínculo entre la sangre y el sexo, lo que haría que no fuera la última víctima.
A aquella niña le clavó un cuchillo en el estómago, cuanta más sangre veía, más cerca estaba del orgasmo y más disfrutaba, por lo que siguió asestándole puñaladas hasta eyacular, acabando con la vida de la menor.
A los dos días, la policía encontraría el cuerpo de la niña en el río Grushovka. También encontraron una gran mancha de sangre cerca de la cabaña de Andrei, pero aunque lo interrogaron, inculparon a otro agresor sexual llamado Alexander Kravchenko.
Andrei se había dado cuenta de que le gustaba la sangre y que lo que había intentado durante muchos años, que era mantener relaciones sexuales, no podía hacerlo si no era de esa manera, además de que tampoco le excitaba tocar los genitales de otras personas, disfrutaba sólo si los maltrataba.
El comportamiento con su mujer era de ser un marido sumiso y asexual. No discutía con ella y hacía lo que quería, menos en las relaciones sexuales. Su mujer deseaba mantener relaciones con más frecuencia que él, por lo que discutían en esos momentos y ella le echaba en cara que no quisiera o que no complaciera sus deseos.
Lo expulsaron de su trabajo porque fue acusado de molestar sexualmente a algunos de sus alumnos.
Poco después conseguiría un trabajo en una fábrica y ese nuevo empleo lo hacía viajar de forma continua, siendo aquellos traslados los perfectos para pasar desapercibido y sobre todo, para escoger y elegir a sus víctimas sin ser sospechoso de nada.
Aunque había disfrutado mucho, quizás por primera vez en su vida con la niña de doce años a la que había asesinado, no cometería otro crimen hasta pasados tres años.
Fue el 3 de septiembre de 1981 cuando Andrei asaltaría a su segunda víctima. Se llamaba Larisa Tkachenko, tenía 17 años y era prostituta.
A Larisa no tuvo que convencerla mucho, tan sólo le dijo que fueran al bosque para mantener relaciones sexuales. Para ella era un servicio más.
Llegado el momento de tener sexo, Andrei falló como era normal y Larisa comenzó a reírse de él, algo que le costaría la vida.
El asesino se enfureció perdiendo el control y estrangulando a la joven. Después eyacularía sobre su cadáver mordisqueando su garganta, cortándole los seños y en su máxima excitación, comiéndose los pezones. Después empezó a lanzar aullidos bailando una danza de guerra alrededor del cuerpo de la chica, que dejaría sin vida y enterrada con un palo.
Desde aquel día no dejaría de matar. Sabía que torturar y asesinar era lo único que lo llevaba a un estado de excitación que no podía controlar. Aunque estos dos primeros crímenes no los había premeditado, a partir de ese momento se convertiría en un carnicero que cazaba a sus víctimas.
La siguiente fue Lyuba Biryuk, que la raptó en una villa. A esta chica la acuchilló cuarenta veces en el bosque, después le mutiló los ojos, algo que haría con sus siguientes víctimas y que se convertiría en la firma del asesino.
Ese mismo año seguiría matando, incluyendo a su primera víctima masculina, Oleg Podzhivaev de 9 años y otras dos víctimas más.
Aunque el cuerpo de Oleg nunca fue encontrado, Andrei confesaría que él lo había matado y que además, le había arrancado los genitales.
La población estaba aterrorizada y la prensa enloquecida. El modus operandi del asesino era siempre el mismo, los cuerpos se encontraban en el bosque y a la mayoría les faltaban miembros. Todos eran niñas, niños y chicas muy jóvenes. La violencia, el sadomasoquismo, mutilación y tortura, eran la firma de aquel criminal que se había convertido en un asesino en serie despiadado.
La mayoría de las víctimas eran jóvenes que se habían escapado de casa o incluso algunos retrasados mentales. El perfil de esas víctimas hacía que fueran más propensos a ser convencidos por aquel hombre de apariencia normal y carácter simpático, ya que la mayoría necesitaban ser trasladados a la ciudad y él se ofrecía amablemente a hacerlo.
Durante el año 1984 asesinaría a 15 personas, cada vez asesinaba con más frecuencia y a más y más personas.
Iba a las paradas de autobús o estaciones de tren y allí convencía a los jóvenes para que lo acompañaran al bosque, utilizando cualquier pretexto.
Todos morían de la misma manera, con múltiples puñaladas (de treinta a cincuenta) y además, todas sus víctimas sufrían la mutilación de los ojos, a excepción de las chicas jóvenes, que además les seccionaba los pechos y pezones, ya fuera con el mismo cuchillo con el que las había matado o con los dientes. También les extirpaba el útero y lo hacía con una precisión que hizo pensar a la policía que se trataba de algún cirujano de Rostov, por lo que todos ellos se convirtieron en sospechosos, pasando por diversos interrogatorios.
No sabían lo que hacer, el asesino se les escapaba y seguía cometiendo asesinato tras asesinato, todos ellos con una violencia que no habían visto nunca.
A las jóvenes, les machacaba la cara a golpes, porque se enfadaba mucho al llegar tan rápido al orgasmo mientras las violaba.
Estaba obsesionado con su impotencia y a muchas de ellas les colocó su semen dentro de la vagina ayudándose con una pequeña rama que cogía del bosque.
A los niños los atacaba inmediatamente, nada más llegar al bosque. Primero los aturdía con un golpe y después les ataba las manos y les propinaba algunos cortes poco profundos para intimidarlos. Seguidamente los mutilaba a mordisco, cortándoles los genitales o en otras ocasiones extirpándoles sólo los testículos, que se guardaba como trofeo. Muchas de estas horribles mutilaciones las llegó a hacer cuando las víctimas todavía estaban vivas, aunque afortunadamente inconscientes. Nunca se encontraron esas partes mutiladas cerca de las escenas de los crímenes.
Posteriormente diría en sus declaraciones que practicaba el canibalismo, ya que las partes más blanditas del cuerpo se las tragaba porque le gustaba mucho.
La policía tenía que encontrarlo y para ello, el Instituto Serbsky de Moscú, hizo un perfil posible del asesino. Aquel perfil decía que seguramente era un hombre normal, que estaría casado y que su trabajo sería regular.
Gracias al semen que el asesino dejó en los cuerpos de sus víctimas, averiguaron que su sangre era del grupo AB.
Andrei fue detenido el 14 de septiembre de 1984 en el mercado de Rostov, ya que su perfil encajaba con el del asesino.
Le hicieron un análisis de sangre y vieron que era del grupo A, por lo que lo pusieron en libertad sin cargos al no encontrar nada más que pudiera inculparlo.
La policía tenía en su base de datos a unos 27.000 sospechosos. Sabían que tenía que tener un vehículo con el que transportaba a sus víctimas y en aquel momento en Rusia escaseaban las personas que lo tenían.
El día que apareció el cadáver número 30, los periódicos comenzaron a dar muchas noticias y en ellas informaban del posible asesino en serie. Todos pensaban que era un retrasado mental por la crueldad con la que actuaba, pero la policía no pensaba lo mismo.
Sin embargo, no fue detenido por los asesinatos, lo detuvieron al ser acusado de robar un rollo de linóleo de su oficina. Fue arrestado siete meses después por comportamiento inadecuado o impropio en una estación de autobuses de Rostov, siendo sentenciado a 15 días de prisión, quedándole todavía la causa del robo pendiente.
Volvieron a hacerle una prueba para comparar su sangre con el semen de las víctimas, pero no era del mismo tipo. La policía estaba convencida de que era el asesino, pero no podían demostrarlo.
Por el robo lo sentenciaron a un año de cárcel, pero lo liberaron antes, ya que tuvo buen comportamiento y había simpatizado con el juez.
Poco después de salir de prisión volvería a matar, el 17 de octubre de 1990, en un bosque que estaba cerca de la estación de Donlesjoz.
La policía al completo se volcó con este nuevo crimen, incluyendo a una fuerza antidisturbios de un centenar de hombres.
Dos semanas después Andrei volvía a matar. En esta ocasión serían 600 detectives los que se encargarían de investigar por los bosques, montando guardias de tres o cuatro oficiales en lugares aislados.
Uno de esos detectives, el sargento Igor Rybakov, veía a un hombre que salía del bosque el 6 de noviembre de 1990. Iba con traje y corbata y cuando lo estaba observando se dio cuenta de que se estaba lavando las manos en una fuente, tenía el dedo vendado y sangre en una de sus mejillas. Fue hacia él y le pidió la documentación, haciendo un informe de rutina de aquel suceso.
A los cinco días encontraron un cadáver en ese mismo lugar que los forenses verificaron que llevaba muerto más o menos esos días.
Inmediatamente pensaron en el sospechoso que había visto el sargento Rybakov.
Andrei fue arrestado el 20 de noviembre de 1990 por la KGB. Mientras era detenido decía "¿Cómo pueden hacerle esto a una persona de mi edad?", mientras intentaba aparentar un estado físico mucho más débil o perjudicado del que tenía.
Era sospechoso de haber asesinado a 36 personas, todas las víctimas eran niños, niñas y jóvenes.
Le volvieron a hacer las pruebas para comparar el semen de las víctimas y su sangre no era la misma, pero el esperma sí.
Durante los interrogatorios, Andrei afirmó que era un ciudadano normal, que no había hecho nada ni había cometido ningún delito, que la policía lo había estado persiguiendo y que no habían motivos.
Una semana después, el 27 de noviembre de 1990, prometió a la policía que aportaría pruebas de sus crímenes si no lo atosigaban más con los interrogatorios a los que estaba siendo sometido porque le recordaban detalles que no quería recordar.
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Reconstrucción de asesinatos |
Dos días después se derrumbaría frente a un psicólogo, al que le confesó 53 asesinatos que había cometido.
Acompañó a los investigadores a los lugares donde había matado a sus víctimas, confesando todo tipo de detalles.
Andrei quería que lo trataran como a un enfermo mental, estaba convencido de que al confesar tantos crímenes y todo lo que había hecho, lo tratarían como a un "espécimen de estudio científico", pero se equivocó.
En una declaración que él mismo le escribía al Fiscal General le decía:
Me detuvieron el 20 de noviembre de 1990 y he permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero exponer mis sentimientos con sinceridad. Me hallo en un estado de profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados, por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados.
Tengo esposa y dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado. La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido. En mi época escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos. Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de mi carácter débil. Ahora que soy mayor, el aspecto sexual no tiene tanta importancia para mí, mis problemas son todos mentales.
En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de desenfreno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores.
Estaba claro que el asesino quería alegar una enfermedad mental, pero los psiquiatras del Instituto Serbsky lo veían como a un sádico prudente que no sufría ningún tipo de trastorno que pudiera impedirle ver que lo que había hecho estaba mal, todos sus actos habían sido premeditados. Finalmente diagnosticaron que el asesino estaba "legalmente cuerdo" en sus conclusiones, en octubre de 1991.
En abril de 1992 comenzaría el juicio de Andrei, que duraría hasta octubre de ese mismo año. El asesino presenció su juicio desde un cubículo de metal, se había rasurado la cabeza, llevando el primer día una revista porno, aunque después, ya se sintió abatido y su reacción fue quitarse la ropa y menear su pene gritando:
"Fíjense que inutilidad, ¿Qué piensan que iba a hacer con esto?".
Aunque Andrei intentó mostrar de muchas maneras que tenía una enfermedad mental, el veredicto que le comunicaron el 15 de octubre de 1992 fue su sentencia a la pena capital.
Lo ejecutaron en la prisión de Moscú el 14 de febrero de 1994 con un tiro en la nuca.
John Gacy
Muchos niños lo conocieron como el payaso Pogo. Pasó muchos años haciendo shows en todo Estados Unidos y además fue un miembro respetado de la comunidad. Hasta llegó a conocer a Rosalynn Carter, la futura primera dama. Pero nadie sospechaba que detrás de esta fachada de alegría se ocultaba uno delos más siniestros asesinos seriales.
Entre 1972 y 1978, John Wayne Gacy asesinó a 33 jóvenes y niños, por ello fue sentenciado a la pena de muerte. Tras varios años de juicios, en 1994 se le ejecutó con inyección letal. Cuatro años después de su muerte se intentó volver a excavar en la propiedad de Gacy en búsqueda de nuevos restos, pues unos análisis con radar habían mostrado ciertas anomalías en el terreno.
De las 14 anomalías, solo dos se habían excavado. En vida, Gacy había declarado haber asesinado alrededor de 45 jóvenes, solo 28 fueron encontrados enterrados en las primeras pesquisas, los otros 5 fueron encontrados en el río, justo donde Gacy los había lanzado. Conozcamos los detalles de la tremebunda historia de Wayne Gacy o «Pogo», el payaso asesino.
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El niño y el joven detrás del asesino
¿Qué lo llevo a matar? ¿Qué podía haber ocurrido en su vida para encaminarlo en una senda bañada en sangre? Gacy creció en una familia disfuncional, donde sufría violencia psicológica y física por parte de su padre. Además, un hombre cercano a la familia lo violó a la edad de 6 años.
Una vez adulto encontró trabajo estable y una esposa con la que formó una familia. Pero desde entonces tuvo problemas con su esposa por sus tendencias sexuales. Era obvio que no sentía satisfacción ni atracción por las mujeres y aun así tuvo dos hijos.
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Pasión por el mal
En 1967 agredió sexualmente al joven Donald Voorhees, de tan solo 15 años de edad, por lo que Gacy fue enjuiciado por violación y sodomía. La condena fue de 10 años. Pero si la hubiera completado quizás todas sus víctimas se hubieran salvado. Poco después de ser arrestado, su esposa se divorció de él, pero en 1970, tras pasar 18 meses en prisión, se le otorgó libertad condicional.
En esos años volvió a involucrarse en la política, además comenzó a trabajar en una empresa de contratistas, la misma donde vería a sus víctimas. El primero fue un chico de 15 años llamado Timothy McCoy. Gacy lo abordó en el camino, lo llevó a su casa y prometió llevarlo al autobús al día siguiente.
Cuando amaneció, Gacy se vio en la cama y al joven con un cuchillo en mano. Gacy lo atacó y finalmente lo asesinó con el mismo cuchillo. Cuando recorrió la casa se percató que la mesa estaba servida con el desayuno para dos personas, el tocino estaba recién cortado. A pesar de que lo asesinó «por error» —siguiendo siempre el testimonio del propio Gacy—, en el momento de hacerlo lo disfrutó y se percató que matar era algo que lo emocionaba mucho.
Se deshizo del cadáver enterrándolo en el sótano.
Durante los años posteriores, los vecinos se quejarían de un extraño y fuerte olor proveniente de la casa de Gacy, pero este les explicaba que se trataba de la humedad en el sótano. En ese periodo disfrutaba haciendo shows como «el payaso Pogo», aunque nunca atrajo a sus víctimas con ese disfraz, como se pudiera creer.
El último asesinato fue el del joven Robert Piest, quién había ido a la casa de Gacy por un trabajo de contratista. La madre del joven supo de los deseos de su hijo de trabajar y cuando desapareció Robert, dirigió a los policías a investigar a Gacy. Este, hábilmente negó haberlo visto, pero los agentes sospecharon de él y con las investigaciones averiguaron sus antecedentes de pedófilo y pederasta.
Con una orden del juez, registraron la casa y descubrieron pruebas que incriminaban a Gacy, quien no se resistió al arresto y confesó el asesinato de los jóvenes.
Los medios rugieron de indignación y más cuando una fotografía de la primera dama con el asesino serialllegó a los medios. Muchos padres de familia quedaron horrorizados pues reconocieron al payaso que había hecho reír a sus hijos, y lo cerca del peligro que estuvieron.
A pesar de haberlo apresado, se sospechaba de otros cómplices en los homicidios lo cual fue confirmado por el mismo Gacy, según él se trataba de otros empleados de la empresa contratista. El famoso perfiladorRobert Ressler también compartía esas sospechas, pero nunca se pudo confirmar la participación de otros cómplices.

http://www.batanga.com/curiosidades/8778/la-tremebunda-historia-de-john-wayne-gacy-el-payaso-asesino
Su verdadero nombre era Hamilton Fish. Su historial familiar estaba lleno de parientes conenfermedades mentales; su propia madre oía voces y sufría de fuertes alucinaciones.
Tenía 5 años cuando su padre murió de un infarto de miocardio. Su madre incapaz de cuidarle lo manda a un orfanato donde es golpeado continuamente y objeto de burla, le llamaban “Hand and Eggs” (huevos con jamón). Los continuos golpes y maltratos físicos empezaron a dejar de dolerle, en su lugar sentía una enorme excitación, hasta tal punto que le provocaba erecciones. Los que lo conocieron decían que era un niño problemático, quizás causaba esos problemas para ser castigado.
Cuatro años más tarde la madre de Fish consigue un empleo en el gobierno y saca a su pequeño hijo del Orfanato. La marca del maltrato quedó gravada en su piel, siendo la piedra angular de su vida.
Tenía 12 años cuando comenzó a tener relaciones homosexuales con el hijo de un telegrafista. Empezó a practicar la Urofagia (beber orina o orinar sobre otros) y la coprofagia (defecSu verdadero nombre era Hamilton Fish. Su historial familiar estaba lleno de parientes con enfermedades mentales; su propia madre oía voces y sufría de fuertes alucinaciones.
Tenía 5 años cuando su padre murió de un infarto de miocardio. Su madre incapaz de cuidarle lo manda a un orfanato donde es golpeado continuamente y objeto de burla, le llamaban “Hand and Eggs” (huevos con jamón). Los continuos golpes y maltratos físicos empezaron a dejar de dolerle, en su lugar sentía una enorme excitación, hasta tal punto que le provocaba erecciones. Los que lo conocieron decían que era un niño problemático, quizás causaba esos problemas para ser castigado.
Cuatro años más tarde la madre de Fish consigue un empleo en el gobierno y saca a su pequeño hijo del Orfanato. La marca del maltrato quedó gravada en su piel, siendo la piedra angular de su vida.
Tenía 12 años cuando comenzó a tener relaciones homosexuales con el hijo de un telegrafista. Empezó a practicar la Urofagia (beber orina o orinar sobre otros) y la coprofagia (defecar sobre otra persona o comerse las heces). A los 15 años se gradúa y cambia su nombre por el de Alber Fish, dejando atrás las burlas que sufrió de niño.
Su madre preparó un matrimonio de conveniencia con una mujer 9 años más joven que él. De ese matrimonio salieron seis hijos. Como padre, fue ejemplar, trato bien a sus hijos aunque en ocasiones sus hijos encontraban a su padre haciendo cosas extrañas. Uno de sus juegos favoritos era decirles a los niños que le pegaran en el trasero con palos llenos de clavos, hasta que sus nalgas se manchaban de sangre.
Fue encarcelado en el año 1903 por malversación de fondos. Estuvo en la prisión de Sing Sing donde mantuvo relaciones homosexuales con los presos.
Su joven esposa lo abandono por otro hombre, un amigo de la familia. Sin embargo al cabo de unos años volvería suplicante junto a Fish, deseba una segunda oportunidad. La joven e infiel esposa desaparece, ningún familiar la vuelve a ver y nadie la busca; dan por hecho que vuelve a escapar con su amante. Por aquel tiempo Fish comienza a escuchar voces, se cree que el abandono de su esposa es el desencadenante de su locura.
Empezó a trabajar pintando y decorando interiores. Fue un trabajo que dio gran movilidad por todos los Estados Unidos. Era continuamente despedido cuando había problemas con los niños. Le gustaba meterse con los niños inocentes que los confiados padres no vigilaban. Atacó alrededor de 100 niños, auque el mismo dice que fueron cerca de 400. Muchos de ellos fueron torturados y violados. No le importaba el sexo del niño, pero la inmensa mayoría tenían menos de 6 años.
Sus alucinaciones de tipo religiosas son sobretodo de voces, las de Dios, Jesús e incluso la de San Juan. Las cuales le dicen que tiene que realizar sacrificios y torturarse. Se restriega el cuerpo en rosales y comienza a clavarse alfileres entre el ano y el escroto, o debajo de las uñas. Muchos de estos alfileres se aposentaron en la pelvis, así lo demostraron unas radiografías, dando veracidad a su trastornado testimonio.
Fue encerrado varias veces en prisión por estafa, robo, pago con cheques sin fondos e incluso por mandar cartas obscenas. Estuvo en un hospital psiquiátrico, pero al final lo soltaban ya que no lo declararon peligroso, ni loco, solo un perturbado mental. Nadie sabía de sus terribles fechorías.
Una de sus primeras víctimas fue un niño llamado Thomas Bedden, después de violarlo, lo acuchillo.
Sin embargo lo que realmente llevaría a meterlo en prisión fue el asesinato de la pequeña Grace Budd.
En 1928 Edward Budd colocó un anuncio en el diario, esperando encontrar un buen trabajo. Nunca se imaginaría que quien petaría a su puerta sería Albert fish con promesas de un trabajo en su granja. El interés que tenía Albert Fish en el joven pronto desapareció cuando conoció a su hermana pequeña, Grace, de apenas 10 años.
Después de ganarse la confianza de los padres, dijo que se llevaría a la pequeña a una fiesta de cumpleaños, que celebraba su hermana. Jamás se volvió a ver a la niña.
Se culparon dos hombres inocentes que estuvieron en la cárcel, Charles Edward y Pope acusado por su propia esposa.
Años más tarde a la madre de la pequeña Grace le llega una carta aterradora.
Estimada Señora Budd. En 1894 un amigo mío fue enviado como asistente de plataforma en el barco de vapor Tacoma, el Capitán John Davis. Viajaron de San Francisco a Hong Kong China. Al llegar ahí el y otros dos fueron a tierra y se embriagaron. Cuando regresaron el barco se había marchado. En aquel tiempo había hambruna en China. La carne de cualquier tipo costaba de 1-3 dólares por libra. Así tan grande era el sufrimiento entre lo más pobres que todos los niños menores de 12 años eran vendidos como alimentos en orden de mantener a los demás libres de morir de hambre. Un chico o chica menores de catorce años no estaban seguros en las calles. Usted podía entrar a cualquier tienda y pedir corte en filete o carne de estofado. La parte del cuerpo desnudo de un chico o chica sería sacada y lo que usted quisiera sería cortado de él. El trasero de un chico o chica la cual es la parte mas dulce del cuerpo era vendida como chuleta de ternera a un precio muy alto. John permaneció ahí durante mucho tiempo adquiriendo gusto por la carne humana. A su regreso a N.Y. robó a dos chicos uno de 7 y uno de 11 años de edad. Los llevó a su casa los despojó y desnudó y los ató a un armario. Entonces quemó todo lo que ellos portaban. Varias veces cada día y cada noche los azotó -los torturó - para hacer su carne buena y tierna. Primero mató al chico de 11 años de edad porque tenía el trasero más gordo y por supuesto una mayor cantidad de carne en él. Cada parte de su cuerpo fue cocinado y comido excepto la cabeza, huesos e intestinos. Fue asado en el horno (todo su trasero), hervido, asado, frito y estofado. El chico pequeño fue el siguiente, fue de la misma manera. En aquel tiempo, yo vivía en la calle 409 E 100 cercana a la derecha. El me decía frecuentemente cuan buena era la carne humana, que decidí probarla.
El domingo 3 de junio de 1928, yo le visité en el 406 W calle 15. Le llevé un pote de queso -fresas. Almorzamos, Grace se sentó en mi regazo y me besó. Decidí comerla. Con el pretexto de llevarla a una fiesta. Usted dijo que sí, que ella podría ir. La llevé a una casa vacía en Westchester que yo ya había escogido. Cuando llegamos, le dije que se quedara afuera. Ella recogió flores, subí y me quite mis ropas. Yo sabía que si no lo hacía las habría de manchar con su sangre. Cuando todo estuvo listo, me asomé a la ventana y la llamé. Entonces me oculté en un armario hasta que ella estuvo en la habitación. Cuando ella me vio completamente desnudo comenzó a llorar y a tratar de correr escaleras abajo. La atrapé y me dijo que se lo diría a su mamá. La desnudé. Pateó y me rasguñó. La estrangulé y entonces la corté en pequeños pedazos para poder llevarme la carne a mis habitaciones. La cociné y comí. Cuan dulce y tierno fue su trasero asado en el horno. Me llevó nueve días comer su cuerpo entero. No la violé aunque podría haberlo hecho si lo hubiera deseado. Murió virgen.
Cuando apresaron a Fish reconoció haber violado a la niña antes de matarla.
El director de la investigación William King, fue quien pudo rastrear la carta y dar caza a Albert Fish (el hombre gris). Pero la pequeña no fue la única es sufrir estas barbaries. El cuerpo del joven Billy Gaffney sigue desaparecido. Cuando los padres visitaron a Albert esto fue lo que confesó:
Lo llevé a los tiraderos de Riker Avenue. Ahí hay una casa que permanece sola, no lejos de donde lo tomé, llevé al chico ahí. Lo despojé, desnudé y até sus manos y pies, lo amordacé con un harapo sucio que recogí en el tiradero. Entonces quemé sus ropas. Arrojé sus zapatos al tiradero. Regresé y tomé el tranvía de la 59 Street a las 2 a.m. y caminé de ahí a casa. Al siguiente día cerca de las 2 p.m., tome llevé herramientas, un muy buen azote. Casero. Con mango corto. Corté uno de mis cinturones a la mitad, corté esas mitades en seis tiras de cerca de 8 pulgadas de largo. Azoté su trasero descubierto hasta que la sangre corrió en sus piernas. Corté las orejas, la nariz, corte la boca de oreja a oreja. Le saqué los ojos. Estaba muerto entonces.Enterré el cuchillo en su vientre y acerqué mi boca a su cuerpo y bebí su sangre. Recogí cuatro sacos viejos de patatas y reuní una pila de piedras. Entonces lo corté en pedazos. Tuve un puño conmigo. Puse su nariz y oreja y unas cuantas rajas del vientre en el puño. Entonces lo corté por el centro de cuerpo. Apenas debajo del ombligo. Después a través de sus piernas aproximadamente 2 pulgadas debajo de su trasero. Puse esto en mi puño con mucho papel, le corté la cabeza, pies, brazos, manos y las piernas debajo de la rodilla. Coloqué todo esto dentro de los sacos pesados con piedras, los até y los arrojé en las fosas de agua fangosa que usted verá a lo largo del camino que va a North Beach. Regresé a casa con mi carne. Tuve el frente de su cuerpo que me gustaba. Su "mono"(pene) y "pee wees"(testículos) y un agradable y gordo trasero, para asar en el horno y comer. Hice un estofado con sus orejas y nariz, pedazos de su cara y el vientre. Puse cebollas, zanahorias, nabos, apio, sal y pimienta. Estaban buenos. Entonces partí su trasero corté pene y testículos y los lavé primero. Puse tiras de tocino en cada nalga y las puse en el horno. Entonces escogí 4 cebollas y cuando la carne había asado cerca de 1/4 de hora, vertí un poco de agua para la salsa de la carne y puse las cebollas. A intervalos frecuentes rocié su trasero con una cuchara de madera. Así la carne sería agradable y jugosa. En cerca de 2 horas, estaba agradable y café, cocinada. Nunca comí algún pavo asado que tuviera la mitad del sabor que este dulce gordo y pequeño trasero. Comí cada bocado de carne en cerca de 4 días. Su pequeño "mono" era dulce como la nuez, pero sus "pee wees" no pude masticarlos. Los arrojé al inodoro.
Su juicio comenzó el 11 de marzo de 1935 en New York. Albert alegaría locura, ya que había sido Dios quién le había ordenado asesinar a esos niños. El mismo declaró: “No soy un demente, sólo un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo”. Lo declararon culpable y lo sentenciaron a muerte.
Mientras esperaba su ejecución confeso un asesinato más el de Francis X. MacDonell de 8 años. Lo estrangulo con su propia ropa interior. Encontraron sus restos en unos bosques. Además cometió terribles atrocidades a jóvenes las noches de luna llena. Se cree que asesinó a más niños; uno de ellos fue azotado en las nalgas hasta que la sangre le baño las piernas; le cortaron las orejas, nariz y los ojos; su sangre sirvió para apaciguar la sed de su asesino y sus partes más tiernas se utilizaron en un estofado.ar sobre otra persona o comerse las heces). A los 15 años se gradúa y cambia su nombre por el de Alber Fish, dejando atrás las burlas que sufrió de niño.
Su madre preparó un matrimonio de conveniencia con una mujer 9 años más joven que él. De ese matrimonio salieron seis hijos. Como padre, fue ejemplar, trato bien a sus hijos aunque en ocasiones sus hijos encontraban a su padre haciendo cosas extrañas.Uno de sus juegos favoritos era decirles a los niños que le pegaran en el trasero con palos llenos de clavos, hasta que sus nalgas se manchaban de sangre.
Fue encarcelado en el año 1903 por malversación de fondos. Estuvo en la prisión de Sing Sing donde mantuvo relaciones homosexuales con los presos.
Su joven esposa lo abandono por otro hombre, un amigo de la familia. Sin embargo al cabo de unos años volvería suplicante junto a Fish, deseba una segunda oportunidad. La joven e infiel esposa desaparece, ningún familiar la vuelve a ver y nadie la busca; dan por hecho que vuelve a escapar con su amante. Por aquel tiempo Fish comienza a escuchar voces, se cree que el abandono de su esposa es el desencadenante de su locura.
Empezó a trabajar pintando y decorando interiores. Fue un trabajo que dio gran movilidad por todos los Estados Unidos. Era continuamente despedido cuando había problemas con los niños. Le gustaba meterse con los niños inocentes que los confiados padres no vigilaban. Atacó alrededor de 100 niños, auque el mismo dice que fueron cerca de 400. Muchos de ellos fueron torturados y violados. No le importaba el sexo del niño, pero la inmensa mayoría tenían menos de 6 años.
Sus alucinacione
s de tipo religiosas son sobretodo de voces, las de Dios, Jesús e incluso la de San Juan. Las cuales le dicen que tiene que realizar sacrificios y torturarse. Se restriega el cuerpo en rosales y comienza a clavarse alfileres entre el ano y el escroto, o debajo de las uñas. Muchos de estos alfileres se aposentaron en la pelvis, así lo demostraron unas radiografías, dando veracidad a su trastornado testimonio.

Fue encerrado varias veces en prisión por estafa, robo, pago con cheques sin fondos e incluso por mandar cartas obscenas. Estuvo en un hospital psiquiátrico, pero al final lo soltaban ya que no lo declararon peligroso, ni loco, solo un perturbado mental. Nadie sabía de sus terribles fechorías.
Una de sus primeras víctimas fue un niño llamado Thomas Bedden, después de violarlo, lo acuchillo.
Sin embargo lo que realmente llevaría a meterlo en prisión fue el asesinato de la pequeña Grace Budd.
En 1928 Edward Budd colocó un anuncio en el diario, esperando encontrar un buen trabajo. Nunca se imaginaría que quien petaría a su puerta sería Albert fish con promesas de un trabajo en su granja. El interés que tenía Albert Fish en el joven pronto desapareció cuando conoció a su hermana pequeña, Grace, de apenas 10 años.
Después de ganarse la confianza de los padres, dijo que se llevaría a la pequeña a una fiesta de cumpleaños, que celebraba su hermana. Jamás se volvió a ver a la niña.
Se culparon dos hombres inocentes que estuvieron en la cárcel, Charles Edward y Pope acusado por su propia esposa.
Años más tarde a la madre de la pequeña Grace le llega una carta aterradora.
Estimada Señora Budd. En 1894 un amigo mío fue enviado como asistente de plataforma en el barco de vapor Tacoma, el Capitán John Davis. Viajaron de San Francisco a Hong Kong China. Al llegar ahí el y otros dos fueron a tierra y se embriagaron. Cuando regresaron el barco se había marchado. En aquel tiempo había hambruna en China. La carne de cualquier tipo costaba de 1-3 dólares por libra. Así tan grande era el sufrimiento entre lo más pobres que todos los niños menores de 12 años eran vendidos como alimentos en orden de mantener a los demás libres de morir de hambre. Un chico o chica menores de catorce años no estaban seguros en las calles. Usted podía entrar a cualquier tienda y pedir corte en filete o carne de estofado. La parte del cuerpo desnudo de un chico o chica sería sacada y lo que usted quisiera sería cortado de él. El trasero de un chico o chica la cual es la parte mas dulce del cuerpo era vendida como chuleta de ternera a un precio muy alto. John permaneció ahí durante mucho tiempo adquiriendo gusto por la carne humana. A su regreso a N.Y. robó a dos chicos uno de 7 y uno de 11 años de edad. Los llevó a su casa los despojó y desnudó y los ató a un armario. Entonces quemó todo lo que ellos portaban. Varias veces cada día y cada noche los azotó -los torturó - para hacer su carne buena y tierna. Primero mató al chico de 11 años de edad porque tenía el trasero más gordo y por supuesto una mayor cantidad de carne en él. Cada parte de su cuerpo fue cocinado y comido excepto la cabeza, huesos e intestinos. Fue asado en el horno (todo su trasero), hervido, asado, frito y estofado. El chico pequeño fue el siguiente, fue de la misma manera. En aquel tiempo, yo vivía en la calle 409 E 100 cercana a la derecha. El me decía frecuentemente cuan buena era la carne humana, que decidí probarla.
El domingo 3 de junio de 1928, yo le visité en el 406 W calle 15. Le llevé un pote de queso -fresas. Almorzamos, Grace se sentó en mi regazo y me besó. Decidí comerla. Con el pretexto de llevarla a una fiesta. Usted dijo que sí, que ella podría ir. La llevé a una casa vacía en Westchester que yo ya había escogido. Cuando llegamos, le dije que se quedara afuera. Ella recogió flores, subí y me quite mis ropas. Yo sabía que si no lo hacía las habría de manchar con su sangre. Cuando todo estuvo listo, me asomé a la ventana y la llamé. Entonces me oculté en un armario hasta que ella estuvo en la habitación. Cuando ella me vio completamente desnudo comenzó a llorar y a tratar de correr escaleras abajo. La atrapé y me dijo que se lo diría a su mamá. La desnudé. Pateó y me rasguñó. La estrangulé y entonces la corté en pequeños pedazos para poder llevarme la carne a mis habitaciones. La cociné y comí. Cuan dulce y tierno fue su trasero asado en el horno. Me llevó nueve días comer su cuerpo entero. No la violé aunque podría haberlo hecho si lo hubiera deseado. Murió virgen.
El domingo 3 de junio de 1928, yo le visité en el 406 W calle 15. Le llevé un pote de queso -fresas. Almorzamos, Grace se sentó en mi regazo y me besó. Decidí comerla. Con el pretexto de llevarla a una fiesta. Usted dijo que sí, que ella podría ir. La llevé a una casa vacía en Westchester que yo ya había escogido. Cuando llegamos, le dije que se quedara afuera. Ella recogió flores, subí y me quite mis ropas. Yo sabía que si no lo hacía las habría de manchar con su sangre. Cuando todo estuvo listo, me asomé a la ventana y la llamé. Entonces me oculté en un armario hasta que ella estuvo en la habitación. Cuando ella me vio completamente desnudo comenzó a llorar y a tratar de correr escaleras abajo. La atrapé y me dijo que se lo diría a su mamá. La desnudé. Pateó y me rasguñó. La estrangulé y entonces la corté en pequeños pedazos para poder llevarme la carne a mis habitaciones. La cociné y comí. Cuan dulce y tierno fue su trasero asado en el horno. Me llevó nueve días comer su cuerpo entero. No la violé aunque podría haberlo hecho si lo hubiera deseado. Murió virgen.
Cuando apresaron a Fish reconoció haber violado a la niña antes de matarla.
El director de la investigación William King, fue quien pudo rastrear la carta y dar caza a Albert Fish (el hombre gris). Pero la pequeña no fue la única es sufrir estas barbaries. El cuerpo del joven Billy Gaffney sigue desaparecido. Cuando los padres visitaron a Albert esto fue lo que confesó:
Lo llevé a los tiraderos de Riker Avenue. Ahí hay una casa que permanece sola, no lejos de donde lo tomé, llevé al chico ahí. Lo despojé, desnudé y até sus manos y pies, lo amordacé con un harapo sucio que recogí en el tiradero. Entonces quemé sus ropas. Arrojé sus zapatos al tiradero. Regresé y tomé el tranvía de la 59 Street a las 2 a.m. y caminé de ahí a casa. Al siguiente día cerca de las 2 p.m., tome llevé herramientas, un muy buen azote. Casero. Con mango corto. Corté uno de mis cinturones a la mitad, corté esas mitades en seis tiras de cerca de 8 pulgadas de largo. Azoté su trasero descubierto hasta que la sangre corrió en sus piernas. Corté las orejas, la nariz, corte la boca de oreja a oreja. Le saqué los ojos. Estaba muerto entonces.Enterré el cuchillo en su vientre y acerqué mi boca a su cuerpo y bebí su sangre. Recogí cuatro sacos viejos de patatas y reuní una pila de piedras. Entonces lo corté en pedazos. Tuve un puño conmigo. Puse su nariz y oreja y unas cuantas rajas del vientre en el puño. Entonces lo corté por el centro de cuerpo. Apenas debajo del ombligo. Después a través de sus piernas aproximadamente 2 pulgadas debajo de su trasero. Puse esto en mi puño con mucho papel, le corté la cabeza, pies, brazos, manos y las piernas debajo de la rodilla. Coloqué todo esto dentro de los sacos pesados con piedras, los até y los arrojé en las fosas de agua fangosa que usted verá a lo largo del camino que va a North Beach. Regresé a casa con mi carne. Tuve el frente de su cuerpo que me gustaba. Su "mono"(pene) y "pee wees"(testículos) y un agradable y gordo trasero, para asar en el horno y comer. Hice un estofado con sus orejas y nariz, pedazos de su cara y el vientre. Puse cebollas, zanahorias, nabos, apio, sal y pimienta. Estaban buenos. Entonces partí su trasero corté pene y testículos y los lavé primero. Puse tiras de tocino en cada nalga y las puse en el horno. Entonces escogí 4 cebollas y cuando la carne había asado cerca de 1/4 de hora, vertí un poco de agua para la salsa de la carne y puse las cebollas. A intervalos frecuentes rocié su trasero con una cuchara de madera. Así la carne sería agradable y jugosa. En cerca de 2 horas, estaba agradable y café, cocinada. Nunca comí algún pavo asado que tuviera la mitad del sabor que este dulce gordo y pequeño trasero. Comí cada bocado de carne en cerca de 4 días. Su pequeño "mono" era dulce como la nuez, pero sus "pee wees" no pude masticarlos. Los arrojé al inodoro
.

Su juicio comenzó el 11 de marzo de 1935 en New York. Albert alegaría locura, ya que había sido Dios quién le había ordenado asesinar a esos niños. El mismo declaró: “No soy un demente, sólo un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo”. Lo declararon culpable y lo sentenciaron a muerte.
Mientras esperaba su ejecución confeso un asesinato más el de Francis X. MacDonell de 8 años. Lo estrangulo con su propia ropa interior. Encontraron sus restos en unos bosques. Además cometió terribles atrocidades a jóvenes las noches de luna llena. Se cree que asesinó a más niños; uno de ellos fue azotado en las nalgas hasta que la sangre le baño las piernas; le cortaron las orejas, nariz y los ojos; su sangre sirvió para apaciguar la sed de su asesino y sus partes más tiernas se utilizaron en un estofado.
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